Besándome me dijiste
en aquella habitación
un día que me conmoviste
llorando con emoción.
A mí me pedías perdón
habías estado sufriendo
lo decías con aflicción
angustiada y padeciendo.
Gracias por ser tan sincera
oyéndote hablar tan quedo
rogabas porque te oyera.
Despojándote del miedo
implorando te quisiera
sentí erizárseme el cuero.
Cuánto te habré perdonado ?
que hasta acepté compartirte ?
y cuanto te habré adorado ?
que no te detuve al irte ?
Mi querido compañero, el perdón no lo da cualquiera, solo un alma magnánime.
ResponderBorrarMi admiración, Fenix de los Ingenios y un muy merecido aplauso.
Gracias amigo.
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