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jueves, 5 de noviembre de 2009

Desde ese día.


Desde el día que la perdí
nada volvió a ser lo mismo
me tardé pero aprendí
a ver todo con realismo.
A no esperar el futuro
a vivir sólo el presente
a no tener tanto apuro
a vivirlo lentamente.
A no vivir añorando.
a olvidarme del pasado
no ir por la vida soñando
como un pobre trastornado.
Que si alguien le hace la lucha
verlo como algo encomiable
porque su belleza es mucha
y además es agradable.
A entender que hay corazones
que debido a su tamaño
albergan varias opciones
a veces por más de un año.
Ser un poco más maduro
como el resto de la gente
a no estar ya tan seguro
y a callarme de repente.
A preferir sin pensarlo,
una buena despedida
que vivir eternamente
provocándonos heridas.
A aceptar la realidad
a no sacar conclusiones
vivir de acuerdo a mi edad
sin tantas complicaciones.
También aprendí aunque tarde
que nunca fue necesario
que me pidieran perdón
por algo tan rutinario.
A no verla en cada cara
ni sentirla en cada abrazo
a no asombrarme si un día
la veo con otro del brazo.
A no hacer muchas preguntas
para no escuchar mentiras
a no dar muchas respuestas
y a no provocar su ira.
A aceptar que hay terceros
que merecen mis respetos
porque no tienen la culpa
de mis torpezas y afectos.
A evitar confrontaciones
y a vivir con humildad
a no escribir más canciones.
son una calamidad.
A no pensar ya en sus ojos
ni en su manera de andar
a olvidarme de su risa
y su forma de besar.
A que atardeceres rojos
pasen desapercibidos
a no pensar en sus ojos
ni despiertos ni dormidos
A no alucinar que escucho
entre el canto de las aves
su voz gritándome mucho
mientras la llevo en mi nave.
A no sacar conclusiones
ni pedir explicaciones
no caer en tentaciones
ni proferir maldiciones.
A comprender que la gente
tiene otras necesidades
de las mías muy diferentes
y tienen sus prioridades.
Tener listo el equipaje
por si hay la necesidad
de un inesperado viaje
hacia la tranquilidad.
A no dejar de buscar
a una persona sencilla
con quien poder platicar
rubia, negra o amarilla.
Que quiera oír mis poemas
aunque no me los inspire
que no finja que le gustan
cuando de frente la mire.
A jubilar ya por fin,
que lo tiene bien ganado
a la que en diez mil batallas
siempre estuvo de mi lado
La que estuvo cabizbaja
pero siempre supo erguirse
que siempre acabó el trabajo
mucho antes de ir a dormirse .

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