Los besos que un día me diste
te quisiera devolver
pero ni tiempo me diste
no pude volverte a ver.
No creas que fueron bastantes
pero hubo algunos muy buenos
que me dejaban jadeante
y con dolor de duodeno.
La razón de su escasez
es que hablabas demasiado
no es que hubiera frigidez,
hablabas como abogado.
Los que yo te logré dar
si aún de ellos no te has deshecho
no los vayas a extraviar
pónlos cerca de tu pecho.
Porque nunca te enteraste
que son como un talismán
hubo algunos que tiraste,
sabían a pelafustán.
No aprietes mucho el refajo
pues los puedes destrozar
y a veces cuesta trabajo
que te vuelvan a besar.
Tal vez un día te decidas
a hacer uso de uno de ellos
para curar tus heridas
o despeinar tus cabellos.
Para apaciguar tus penas
y contener la emoción
para recordar poemas,
tararear una canción.
Recuerda que pocos son
no los debes malgastar
evita la tentación
se te pueden terminar.
Y de esos ya no va a haber
porque se fue el que los daba
ya no se le ha vuelto a ver
dicen que ya desvariaba.
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