Quisiera recomendarte
si en esta época de fríos
no halla con qué calentarte
mi colega en amoríos.
Si aunque la intención sea buena
y se derroche ternura
no pueda esa piel morena
subir tu temperatura.
Si al tocarte sientes frías
las manos de tu galán
que busques en tu desván
aquel libro de poesías.
El que solía acompañarte
en tus sueños y en tu insomnio
el que de tus pesadillas
podría darnos testimonio.
No te afanes en buscar
tus lentes para leer
no los necesitarás
para lo que vas a hacer.
Que prepares unos tragos
y prendas la chimenea
que alistes tus empalagos
que evites la verborrea.
Que se sienten en la alfombra
apoyados en cojines
que se entrelacen las sombras
y lo que tú te imagines.
Si estando en ese remanso
siguen frías sus caricias
bueno es tomar un descanso
aun si hablamos de delicias.
De manera cuidadosa
como si fuera una flor
el libro has de desojar
para el fuego alimentar.
Y cuando el fuego se avive
prepara una buena excusa
que las preguntas esquive
al verte llorar confusa.
Sugiero al humo culpar
porque cuando arde un poema
nadie las puede evitar
son lágrimas de las buenas.
Cuando oigas chisporrotear
esa hoguera literaria
sentirás como agonizan
los “te quieros” y “ los te amos”
los “te extraños” ,” los te creos”
los “te sueños” y deseos
en su pira funeraria.
Tal vez consiga excitarte
quizás llegue a calentarte
o al menos desinhibirte
aquel libro de poemas
que un día me atreví a escribirte.
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