Se antoja de vez en cuando
tener cerca una mujer
y al palpar sus senos blandos
sentir todo florecer.
Percibir su tibio aliento
susurrándome en la oreja
algo que se lleva el viento
y que dicen las parejas.
El coordinar los latidos
para estar al mismo ritmo
sin acallar los gemidos
sin de cansancio haber signo.
Tener unos labios frescos
que correspondan ansiosos
a un mordisco picaresco
o a un beso delicioso.
El no encontrarle defectos
a ese cuerpo que se ofrece
sin condiciones ni retos
hacerlo mío muchas veces.
Una mujer de verdad
a quien poder estrechar
que rebose ansiedad
y a veces sepa escuchar.
Que sin siquiera decirlo
me haga saber lo que quiere
y mirándome a los ojos
diga cómo lo prefiere.
Que el internet no requiera
para mandar sus mensajes
que los diga cualesquiera
ya sea de amor o coraje.
Ya no hay mujeres como esas
la última la tuve yo
era como una princesa
pero un día me dejó.
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