Al principio tu esperabas
que yo te rechazaría
solamente te asomabas
a ver que cara tenía.
Si era bueno mi talante
avanzabas unos pasos
si mostraba mal semblante
retrocedías por si acaso.
Luego se volvió costumbre
estar a la expectativa
vivir con la incertidumbre.
No había mas alternativa.
La guardia nunca bajaste
un contraataque temías
la alegría que te llevaste
se te extravió en un mal día.
Los torrentes de alegría
que solías desbordar
se volvieron apatía.
Algo para recordar.
No se si fue que me enfrié
de tanto necesitarte
o al tú volver no encontré
ya un motivo para amarte.
Lo cierto es que ya perdimos
esas ganas de desearnos
la confianza que tuvimos
y el deseo de entregarnos.
Ahora pláticas triviales
Son el pan de cada día
y ya son ocasionales
los momentos de alegría.
Entrevistas quincenales
salpicadas de apatía
se volvieron tan normales
de un amor en agonía.
Ya solo queda esperar
que exhale el último aliento
este amor que al expirar
se alejará como el viento.
Se nos murió el amor de tan grandioso, diría Rocío Jurado. Un placer leerte amigo.
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